10/4/09

Raíces de un Pasado Esplendoroso

Teotihuacan

Teotihuacan es una de las zonas arqueológicas más importantes del mundo. Su nombre significa "lugar donde los hombres se convierten en dioses".La cultura que fundó este lugar se inició a principios de la era cristiana y alcanzó su máximo esplendor entre los siglos III y IV; hacia el año 800 la zona fue abandonada, incendiada y saqueada. Por los temas y elementos decorativos de sus pinturas se deduce que se trató de un pueblo teocrático y pacifista. La zona principal fue el centro ceremonial de sus expresiones cívicas y religiosas, teniendo como eje principal la llamada Calzada de los Muertos. Teotihuacan tiene infinidad de monumentos arqueológicos entre los que destacan La Ciudadela y el templo de Quetzalcóatl. Las dos construcciones más visitadas son las pirámides dedicadas al Sol y a la Luna. La pirámide del Sol tiene una altura de 63 metros y esta orientada hacia el poniente.

La de la Luna cuenta con 42 metros de altura y frente a ella se encuentra una estructura cuadrangular con diez pequeños altares. Otras edificaciones importantes son: El templo de los Animales Mitológicos, El Palacio de los Jaguares, El Palacio de Quetzalcóatl. También cuenta con talleres de fabricación de piezas de Obsidiana y Artesanía. Esta visita es guiada. 
Museo de Tepexpan


Este museo fue construido en el mismo lugar donde se descubrieron los restos fósiles del más antiguo hombre encontrado en la altiplanicie mexicana. El museo contiene un extenso panorama de la prehistoria del Valle de México y muestra osamentas de mamuts, lascas y obsidianas, así como piezas ejemplares de sílex tallado. 
 Acolman



Uno de los conjuntos más llamativos del estado por su tamaño y diseño arquitectónico. Fue construido por los frailes agustinos entre 1539 y 1560 siguiendo el estilo de fortaleza tan característico del siglo XVI. Su fachada, al fondo de un gran atrio cuadrangular, se compone de la portada del templo rematada por una espadaña, una capilla abierta anexa y la portería del convento. La portada constituye uno de los ejemplos más admirables de la arquitectura plateresca de la época, por la belleza tanto de sus columnas y de los detalles decorativos en el friso y en el arco de la puerta, como de las esculturas que rematan el friso y que flanquean a dos ángeles músicos, y de la ventana del coro. El interior del templo sorprende por la altura de sus muros; la nave conserva restos de algunos retablos barrocos de buena factura y en el presbiterio se advierten interesantes muestras de pinturas murales con imágenes de santos agustinos, sacerdotes y papas. El convento anexo cuenta con dos claustros, uno pequeño de arquitectura sencilla, y el principal o claustro grande, que exhibe una hermosa arquitectura de estilo plateresco con columnas talladas y rematadas en la parte baja por esferas de piedra. En los espacios entre los arcos del claustro bajo puede verse una serie de grabados en piedra con escenas alusivas a la Pasión de Cristo y los monogramas de Jesús y de la Virgen. Los muros del claustro alto conservan excelentes muestras de pintura mural con escenas que recuerdan la Pasión y muerte de Cristo. En este mismo nivel se accede a la capilla abierta, en cuyo muro principal se observa una pintura con la imagen de Santa Catalina de Alejandría.